Actividad de S.M. el Rey y el asunto de la Infanta

Hoy se habla de los problemas en la Casa de Su Majestad, heredados del reinado de su augusto padre. La Infanta Doña Cristina va a ser juzgada por un tribunal ordinario de instrucción, por la gestión de los bienes de su esposo. El monarca anterior la apartó de la Casa Real y ordenó el arresto domiciliario de su esposo, Ignacio Urdangarín, por contraer matrimonio sin licencia real. Emigraron a Suiza, pero establecieron negocios en Mallorca y otros lugares de España. No han podido hacer frente a los gastos y ahora se enfrentan a acusaciones de deudores engañados. Fueron privados de la exención fiscal que la correspondía por su nacimiento, y ahora también la Hacienda Real la demanda pagos. Sería escandaloso ver a una hija del rey condenada, ya no a privación de libertad, lo que sería inadmisible, sino incluso a penas pecuniarias. Pero estos tiempos son terribles.

Don Felipe VI ha agradecido los servicios de Don Rafael, Señor de Spottorno, sustituyéndolo como Mayordomo Mayor por D. Jaime Alfonsín, al que al menos habría de dar el título de Barón, y que ha desempeñado el oficio en su Casa como Príncipe. No es seguro cómo obrará el nuevo Rey, pues su augusto padre fue muy restrictivo en la concesión de mercedes nobiliarias. Demasiada fue la frecuencia con la que sólo confirió títulos de Señor y Barón, de efectos sólo vitalicios y sin generar nobleza para la familia, para distinguir a personas que por su oficio lo precisaban.
Por otra parte, Su Majestad ha realizado una corta visita a Gerona, cuyo título de príncipe ha ostentado hasta acceder al trono. Aunque la estancia fue breve, pues el objeto era entregar unos premios, pudo ser cumplimentado por el Intendente General, Arturo Mas, en estos tiempos complicados, porque en el Principado hay un sector que aboga por su separación de España, entregando la corona a la hermana del monarca, Doña Cristina, la Infanta enfrentada a su familia.
A su regreso a Madrid, S. M. ha acudido a la catedral de la Almudena a rezar en la capilla de San Josemaría, un santo sacerdote que conoció al Conde de Barcelona, abuelo del monarca, y que goza de gran devoción popular.