S. M. saludo al Arzobispo metropolitano de Santiago de Compostela, Excmo. y Rvmo. Mons. D. Jullián Barrio |
S. M., vestido de gala civil, con un elegante chaqué, besó la mano del arzobispo compostelano, quien le recibió a las puertas de su catedral con mitra y báculo propios como ordinario, y el palio como metropolitano, y acompañado del cabildo de aquella santa iglesia apostólica, cuyos canónigos disfrutan privilegios semejantes a los cardenales romanos. S. M. vino asistido por la secretaria de Estado y del Despacho de Sanidad, una antipática y pretenciosa rama de origen gallego, y fue saludado por todas las autoridades civiles, encabezadas por el Intendente General del Reino de Galicia, Sr. Núñez Feijoo, hombre trepador, amancebado y sin mayor moralidad que la que conviene a la opinión pública.
S. M., como Rey Católico, ha querido cumplir hoy personalmente con la tradicional ofrenda al Apóstol Santiago. Esta ofrenda se celebra en honor de la protección que el Apóstol dispensó a los españoles en los difíciles años en que hubieron de reconquistar el territorio que los moros les habían ganado. Desde tiempos de don Felipe IV el propio rey o un alto legado suyo realizaba en la catedral dicha ofrenda de los reinos.
joven de origen inmigrante ataviado a la moda actual de verano: tocado con gorra, con pulseras y abalorios en las muñecas, referentes a sus orígenes y al cuello, el difundido uso del rosario, afirmación de la identidad cristiana y la devoción mariana |
S. M. dio un abrazo a la imagen del Apóstol y veneró su lugar de enterramiento. Salió a la plaza en olor de multitudes.
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